La verdad del campo

Hola a todos una vez más!!!!

Hoy les voy a contar la parte oscura de algunos de mis salidas de campo... Todo el mundo siempre habla de todas las cosas buenas y bonitas que pasan cuando uno se va de viaje (sea por trabajo o por vacación) pero la verdad es que existen muchas historias que uno se queda callado, y no las cuenta por diversos motivos, i.e. para no asustar a las personas que nos aman, porque suenan tan inverosímiles que tal vez nadie nos crea, o porque en su momento la pasamos tan mal que preferimos no decir nada y hacer como que nunca pasó.

Pues bien, hoy les voy a contar 3 historias que me pasaron en salidas al campo. 

            - Tranquilidad ante todo 

Cuando estaba estudiando mi pregrado (estudié biología pura) teníamos mínimo dos salidas de campo al semestre. Usualmente las salidas eran divertidas, pero re-contra duras en el sentido de que muchas veces estábamos en el medio del bosque/selva/montaña. 

En una de esas, nos fuimos a una playa donde para llegar teníamos que caminar por el medio de un bosque húmedo por alrededor de media hora. En el camino yo iba atrás de mi amiga Emi, con mi amiga Chave (Chavelita dime tú!!!) y en un momento, otro de nuestros compañeros le puso una hoja (nunca supinos de qué árbol o planta era) en la espalda a Emi. 

De izq a der: Emi, Chave y Clau

Como era de suponerse, la hoja se cayó luego de unos segundos. Pero más o menos a los 5 minutos, tal vez un poco menos de tiempo, nos dimos cuenta de que la forma de la hoja estaba "estampada" en rojo en la piel de Emi. La verdad es que nadie paró mucha bola a ese hecho (nadie prestó mucha atención). Sin embargo, con el paso de los minutos se iba poniendo peor la cosa, al cabo de un rato, Emi comenzó a sentirse mal y tomó un antihistamínico en jarabe que una familia que estaba ahí le regaló. Pero la reacción alérgica fue empeorando a un paso alarmante. Tanto así que la garganta se le comenzó a cerrar y no podía respirar (tanto el profesor como el resto de nosotros, estábamos asustando, obviamente). Como Emi ya no podía caminar y tenía gran dificultad para respirar, improvisamos una camilla para llevarla a donde nos estábamos quedando. 

El trayecto que en condiciones normales era de media hora, lo hicimos en hora y media. En todo el trayecto Chave y yo íbamos al lado de Emi, intentando tranquilizarla (en situaciones de gran peligro o extremo estrés, yo reacciono de una forma muy racional), bueno, al menos yo lo iba haciendo. Finalmente, cuando llegamos al lugar donde dormíamos (una casa, más bien, casucha) nos esperaba un taxi para llevarnos al médico, el más cercano se encontraba a 45 minutos. 

De izq a der: Emi, Clau y Chave

Todo pasó muy rápido, alguien preguntó quién iba a ir con Emi (aparte del profesor), yo dije que iba (Chave estaba completamente descontrolada) y en ese momento alguien me quitó la mochila que cargaba, yo saqué mi billetera y nos subimos al taxi. 
El viaje de 45 minutos se me hizo eterno, todo el tiempo iba hablándole a Emi, diciéndole que todo iba a estar bien, que ya no faltaba mucho para llegar y que no era necesario que se despida de nadie, porque ella no iba a morir. Al fin llegamos y el doctor nos atendió inmediatamente, le inyectaron un antihistamínico que logró controlar la reacción alérgica y como le prometí a Emi, ella salió viva de esa experiencia. 

Ahora bien, un dato curioso es que mientras nosotros (Emi, el profesor y yo) estábamos yendo al doctor, nuestros compañeros estaban estudiando para una prueba de identificación de plantas que teníamos al día siguiente. Yo en mi tonto pensar, asumí que esa prueba no la íbamos a dar con nuestros compañeros porque no tuvimos tiempo de estudiar, pero estaba completamente equivocada jaja.

            - Quién dijo miedo???

La segunda historia pasó cuando estaba escribiendo mi tesis de pregrado. Por cuestiones de trabajo me enviaron a Tumaco, Colombia. 

Un poco de contexto. Tumaco es la zona fronteriza con San Lorenzo, Esmeraldas. Es un lugar un poco/súper peligroso, zona de guerrilla, violencia y delincuencia jajaja suena divertidísimo no? Jajaja. Tomando en cuenta todo esto, mis papás no estaban nada felices con esta salida. 

Contra la malaria!!!

Llegó el día de la partida para tierra de nadie jajaja, viajamos Andre y yo. La travesía inició tomando un bus interprovincial desde el terminal norte de Quito hasta San Lorenzo, Esmeraldas (ciudad localizada al norte del país). El viaje toma alrededor de 6 horas en total y lo hicimos en la noche, llegamos a eso de las 5 a.m. a San Lorenzo. Nos tocó esperar hasta tipo 6 a.m. en el muelle, hasta que las lanchas nos lleven al otro lado de la frontera. Durante esa hora de espera, vimos como un chico quería impresionarnos con una escopeta (jugaba con ella), lo cual fue un poco aterrador y las dos solo rezábamos porque no nos pase nada. 

Al fin pudimos tomar la lancha que nos llevó hasta una islita donde debíamos tomar una camioneta para que nos lleve a la otra lancha para llegar a Tumaco, ese trayecto tomó como hora y media. El trayecto de la segunda lancha fue de como 40 minutos, al igual que el primero. Una vez en el “puerto” de Tumaco, tomamos un taxi para que nos lleve a la ciudad, en específico al hotel que estaba en el centro de esta. 

El hotel estaba bien, al menos nos sentíamos seguras en el jajaja. Cuando salimos a inspeccionar un poco, descubrimos que Tumaco es una ciudad muy comercial, pero muy violenta y peligrosa. Me llamó mucho la atención la cantidad de militares armados por todas partes, que los cajeros eran como cuartos seguros y que todo, y con todo me refiero a TODO, tenía rejas. No voy a mentir, fue interesante, divertido y un poco miedoso jajaja. 

Clasificando las muestras de sangre

Ahora bien, el objetivo de ese viaje era la capacitación en toma de muestras de sangre (del brazo o dedo) y encuestas (censo, consentimiento escrito, encuesta de síntomas y encuesta de conocimientos, aptitudes y prácticas). Para ello, nuestros capacitadores eran chicos médicos que trabajaban en un centro de investigación colombiano, es decir, ellos tenían un poco más de experiencia y nos recomendaron varias cosas, entre ellas: - No subiros a cualquier taxi-moto, - No salir solas, - No salir en la noche, etc, etc. 

La capacitación fue práctica, fuimos a 4 pueblitos (solo me acuerdo el nombre de Robles). La verdad es que la visita a estos pueblitos fue interesante y me hizo abrir aun más los ojos al hecho de que muchos de nosotros somos en extremo afortunados porque podemos vivir cómodamente, lo que muchas personas de estos pueblitos no podían hacerlo. 

Todo salió de maravilla hasta que llegamos a Robles, este pueblito estaba súper metido en el monte. Tomaba como hora y pico en carro para poder llegar. Una vez ahí nos pusimos a trabajar sin demora. Pero no pude dejar de notar que muchas personas estaban armadas y tenían camisetas que decían “Soy guerrillero”, obviamente eso me dio la pista clara de que era/es un pueblo muy muy peligroso. 

Al inicio no tuvimos mayor problema con todo lo que estábamos haciendo, tomamos algunas muestras y encuestas, yo me puse hablar con unos guaguas (niños) y uno de ellos me dijo que su papás no estaban ahí porque trabajaban en las “Plantaciones de Coca”, a lo que yo le pregunté de nuevo en donde y el niño me dijo, en las “Plantaciones de Coco”…. Les dejo a su criterio si eran plantaciones de Coca o de Coco jajaja. 
Disfrutando del aire de la carretera jaja

A eso del medio día o un poco más, uno de los habitantes del pueblo se acercó a nosotros y nos dijo que si volvíamos a poner un pie ahí nos iban a matar… razón por la cual, más rápido que volando, salimos de ahí y nunca regresamos (al menos nosotras no lo hicimos jaja). Por suerte a los pocos días de esto, nosotras ya regresamos a Ecuador sanas y salvas.

            - Etiopía, Etiopía, Etiopía

Y por último, pero no menos importante, la oscura verdad detrás de mi viaje a Etiopía jaja, súper dramático de mi parte 😂😂😂. Como ya les he contado antes, fue hermoso ese viaje !!!! (si no los han leído les dejo aquí los links de las entradas: Etiopía y Mis niñeras), aprendí muchisimo sobre mi misma y la diferencia de culturas. Ahora bien, como en todo viaje, no todo fue color de rosa. 

Después de más de 10 horas en el avión, al fin llegue a Addis Ababa. Al momento de entrar oficialmente al país (migración), me hicieron las típicas preguntas: -Motivo del viaje, - Duración del mismo, - Nacionalidad y -Lugar de alojamiento. Al preguntarme por este último, yo dije que en el Hotel X, y el agente de migración me sonrió y me dijo "Entonces ahora tengo motivo para ir al Hotel X esta tarde", a lo que yo me quedé seca y un poco perturbada. Obviamente sé que me estaba coqueteando, pero no me gustó para nada, ese comentario me hizo sentir incómoda. Pero bueno, al fin y al cabo, no fue la gran cosa. 

El número de horas en el avión y mi
cambio jajaja 

Al fin pasé migración y fui a recoger mis 3 maletas, ya se imaginaran a este cuerpito latino (tamaño económico) intentado manejar tres maletas que pesaban más que yo misma jaja. Pensé, más bien, tenía la esperanza de pudiera salir del aeropuerto sin que me revisaran las maletas, pero como a la vida le gusta ponernos pruebas, me revisaron las maletas (todas ellas). 

Todo iba muy bien, abrieron las maletas, sacaron todos los materiales de laboratorio que llevaba, incluso revisaron mi ropa y cosas 😟 (1). Ahí es donde comenzó la diversión porque ellos no entendían mi acento, hablaban solo en Amárico (idioma que no hablo) y, esta es la mejor parte, no tenían idea de que eran todas las cosas que estaba llevando y para qué servían. Así que después de casi dos horas en esa parte, intentar hablar con el PI a cargo en Addis y con mi jefe, al fin puede salir del aeropuerto pero solo con mi maleta de ropa, el resto de cosas se quedaron en el aeropuerto porque tenían que calcular el impuesto que se debía pagar por la "importación" que hice (NC I y II)

Cuando al fin salí del aeropuerto, estaba muerta, con jet lag (8 horas de diferencia horaria entre Ecuador y Addis Ababa), muerta del hambre y, francamente, un poco asustada por estar sola en un país sumamente diferente en todos los sentidos imaginables.

En realidad todo fue súper bien hasta el día en que conocí a otro de los huéspedes del hotel en el que me hospedaba. Este señor (2) (debe tener unos 40 y pico) se mostró súper agradable y nos pusimos a conversar (yo puedo conversar hasta con la piedras jaja, rasgo heredado y que se puede apreciar en mi tía Matilde también 😉).  En esa charla me contó que es originario de Etiopía pero no de Addis, que trabaja en una ONG (no me acuerdo cuál 😅), que viajaba mucho por todo el mundo por su trabajo, entre otras cosas más.

Él me comentó sobre un restaurante de comida tradicional muy bueno que estaba cerca del hotel y quedamos en ir a comer allá esa tarde, no me pareció que era nada malo o raro ... pero uno aprende a la mala, no? jajaja. En todo caso, esa tarde nos encontramos en el lobby del hotel y fuimos al restaurante. Éste estaba a 10 minutos caminando desde el hotel, era un lugar súper lindo, la comida estuvo magnifica y tenían música en vivo (toda un experiencia). 

Ya en el restaurante comencé a notar algunas actitudes raras por parte de él, como que se quería acercar demasiado, o intentaba toparme el brazo, y eso tipo de cosas. Yo sé que no suena a la gran cosa, pero se sentía rara la situación. Como ya me sentía incomoda, le escribí al que ahora es mi novio, para pedirle que me llamara en 5 minutos y así sutilmente mostrarle al man que yo estaba con alguien. Subha me llamó y eso alivió la situación. Tengo que ser sincera, pensé que eso iba a ser suficiente para que el man detenga cualquier intento pero no fue para nada suficiente 😓.

A la mañana siguiente, domingo, a las 7 am, me desperté porque alguien golpeaba la puerta de mi habitación. No quería levantarme, así que decidí que si no me movía ni hacia ruido, la persona que golpeó la puerta se iría y podría seguir durmiendo, pero adivinen qué, no se fue!!!!! y golpeó la puerta por segunda vez. En ese momento, me asusté un poco porque deduje quien había golpeado la puerta. Así que le llamé a Subha y le conté lo que había pasado y que necesitaba bajar a desayunar haciendo FaceTime con él, lo cual hice, pero eso no le detuvo al man para que se quiera sentar en mi mesa.

Disfrutando de un buen libro mientras tomo un poco
de sol 


Luego de eso, yo ya estaba bastante nerviosa y no quería salir de mi habitación. Ese mismo día salí a pasear por ahi para evitar estar en el hotel y así minimizar la oportunidad de encontrármelo por casualidad. El día pasó sin mayor novedad y llegó la hora de regresar al hotel. Me fui directo a mi habitación y aproveché que era fin de semana y que aun era temprano en la noche/tarde para mi y que era de día en Ecuador para hablar con mis pas. En medio de la conversación, este man fue a mi habitación, una vez más, para invitarme a comer o algo así, obviamente le dije que no podía y así confirmé que el man se consiguió mi número de habitación (yo nunca dije cual era ni en que piso, por mi propia seguridad). 

Para ese momento estaba oficialmente asustada, y me terminé de asustar cuando un par de horas después regresó de nuevo a mi habitación para invitarme a un trago o algo así. Ahí fue cuando llamé a mis papás llorando pero que el PI de Addis no me contestaba el teléfono y no sabía que hacer. Después hablar con mis pas, cuando ya estaba más tranquila y con la mente más clara, llamé a Lina, una de mis niñeras, como yo la llamaba, y ella acompañada de su mamá fueron a mi rescate. Ellas me ayudaron a solucionar el problema. Gracias a Dios que les tuve!!!! 

Sé que pueden pensar que fue mi culpa, en alguna medida, por ser tan amigable y risueña pero pónganse en mi lugar. En un país completamente diferente en todo sentido, sola en un lugar donde el machismo es predominante, físicamente diferente a los etiopes, sin hablar amárico, teniendo en mente que incluso el PI de Addis, se sorprendió que me hayan enviado sola a Etiopía, y por último, pero no menos importante, Etiopía estaba en plena guerra civil. Sentía que era abrumador mi problema, y no creo que sea una persona débil, sino que eran muchos factores juntos.

Finalmente, regresé a South Bend, no me pasó nada más, con unas cuantas historias buenas por contar. Aprendí muchisimo en todos los sentidos (yo sé, suena redundante jaja pero es verdad) y sigo teniendo como filosofía "Hierba mala nunca muere" (2) y "Lo que no te mata, te hace más fuerte".

Espero que les haya gustado estas tres historias!!! 

Un beso!!! 

Clau



(1) Odio con mi alma que extraños toquen mi ropa o mis cosas.
(2) Uno de mis amigos ODIA que diga eso jaja 
Nota curiosa I: No importa que se lleven todos los documentos de donación en regla (tanto en inglés como amárico), siempre se tiene que pagar el impuesto de importación.
Nota curiosa II: Pasé 1 mes en Etiopía, en ese tiempo fuimos algunas veces al aeropuerto para liberar el material, pasé horas en esas oficinas viendo como googleaban item por item para verificar que era y cuanto costaba (nótese que llevé todas las proformas), sin embargo, todo el material de laboratorio fue liberado un par de semanas después de que yo regresara a Notre Dame jaja. 


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